lunes, 1 de abril de 2013

A LAS MUJERES JÓVENES DE LA IGLESIA

 "Tenemos una tremenda esperanza ustedes. Esperamos mucho de ustedes. No se conformen con menos de lo que el Señor espera de ustedes."


Mis queridas hermanas, esta ha sido una reunión maravillosa. ¡Que gran oportunidad es para mi reunirme con las hijas escogidas de nuestro Padre Celestial congregadas en centros de reuniones de todo el mundo!

En la conferencia general de abril, tuve una oportunidad similar de hablarles a todos los varones de la Iglesia durante la reunión general del sacerdocio el sábado por la noche. En esa ocasión hable directamente a los poseedores del Sacerdocio Aarónico, y esta noche quisiera dirigir mis palabras a las mujeres jóvenes correspondientes a esa misma edad.

Parte de lo que diré esta noche será exactamente lo mismo que les dije a los jóvenes hace seis meses, lo cual quiero que sepáis que también se aplica directamente a vosotras. También hablare esta noche de otros asuntos que se aplican solamente a vosotras como hermanas jóvenes, y a sus llamamientos sagrados como hijas de nuestro Padre Celestial.

El presidente David 0. McKay dijo: ''No hay nada mas sagrado que el ser mujer'', y yo concuerdo totalmente con esa afirmación.

Agradezco tanto el tema de esta reunión: ''Para que abundes en la esperanza". Es un tema inspirado.
¡Cuan grandes esperanzas tengo para ustedes, mis jóvenes hermanas! ¡Cuan grandes esperanzas tiene para ustedes nuestro Padre Celestial!

Han nacido en estos tiempos por un propósito sagrado y glorioso. No fue por casualidad que se les ha reservado para venir a la tierra en esta ultima dispensación, la del cumplimiento de los tiempos. Su nacimiento en esta época en particular se pre ordenó en las eternidades.

Deben ser hijas reales del Señor en los últimos días. Son una ''juventud bendita'' 

Mis jóvenes hermanas, me da gusto ver a tantas de vosotras al lado de vuestras madres esta noche. Les aconsejo a todas que se acerquen a vuestra madre. Ámenlas  respétenlas; honrenlas; reciban el consejo de su madre conforme ella las ame y les enseñe con rectitud. Honren y obedezcan a vuestro padre conforme el sea la cabeza del hogar; emulad sus cualidades espirituales.

Mujeres jóvenes, la unidad familiar es eterna y deben hacer todo lo posible por fortalecer esa unidad. En sus propias familias, fomenten la noche de hogar familiar y participen activamente en ella. Fomenten también la oración familiar. Arrodíllense con su familia en aquel circulo tan sagrado. Hagan su parte por hacer crecer la verdadera unidad y solidaridad familiar.

En un hogar así no existe la brecha de comunicación entre las generaciones, la cual es un instrumento del diablo. La amistad mas importante que deben cultivar está entre sus hermanos y hermanas y la de su padre y su madre. Amen a vuestra familia y sean leales. Sientan un interés sincero en sus hermanos y hermanas y ayudenlos a llevar sus cargas para que puedas decir con sinceridad: ''No me importa lo que me cueste, porque es mi hermano".

Recuerden que "la familia es una de las mejores fortalezas para protegernos de la maldad de nuestros días."

Ayuden a mantener fuerte y unida a vuestra familia, y digna de recibir las bendiciones de nuestro Padre Celestial. Al hacerlo, recibirán fe y esperanza y fortaleza que bendecirán para siempre vuestra vida.

En seguida, jovencitas, quisiera exhortarlas a participar en un programa diario de lectura de las Escrituras y meditación en ellas. Recordamos la experiencia que tuvo nuestro amado profeta, el presidente Spencer W. Kimball. Siendo un joven de catorce años de edad, acepto el cometido de leer la Biblia de tapa a tapa. La mayor parte la leyó a la luz de una lámpara de petróleo en su dormitorio del ático dela casa. Leyó todas las noches hasta completar las 1.519 páginas, lo cual le tomo aproximadamente un año; pero logro su meta.

De entre los cuatro libros canónicos de la Iglesia -la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y la Perla de Gran Precio- yo las exhortaría particularmente a leer una y otra vez el Libro de Mormón y meditar sobre sus enseñanzas y aplicarlas en vuestra vida. El profeta José Smith se refirió al Libro de Mormón como ''el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre o una mujer, se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro"

Jovencitas, el Libro de Mormón cambiara su vida; las fortalecerá contra la maldad de nuestros días; infundirá en su vida una espiritualidad que no puede brindarles ningún otro libro; será el libro más importante de todos los que lean para prepararlos para enfrentar los problemas de la vida. Una jovencita que ame y conozca el Libro de Mormón, que lo haya leído varias veces, que tenga un profundo testimonio de su veracidad, y que aplique sus enseñanzas en su vida, podrá vencer las astucias del diablo y será un instrumento útil en las manos del Señor.

También quisiera animarlas, jóvenes hermanas, conforme se acerquen a los años de la adolescencia, a que reciban su bendición patriarcal. Estúdienla detenidamente y considérenla como Escritura personal dirigida exclusivamente a ustedes, porque eso es. Una bendición patriarcal es ''una declaración profética e inspirada de la vida y misión de una persona, con bendiciones, advertencias y admoniciones de acuerdo con lo que el patriarca se sienta inspirado a dictar''

Jovencitas, reciban su bendición patriarcal bajo la influencia del ayuno y la oración, y después léanla con regularidad para que sepan la voluntad de Dios para ustedes.

Ahora quisiera dirigir su atención a la importancia de asistir a todas las reuniones de la Iglesia. La asistencia fiel a dichas reuniones proporciona bendiciones que no se pueden recibir de ninguna otra manera.
  • Asistan todos los domingos a la reunión sacramental. Escuchen detenidamente los mensajes. Rueguen al Padre por el espíritu de comprensión y por un testimonio. Participen de la Santa Cena con manos limpias y un corazón puro.
  • Asistan todos los domingos a las clases de la Escuela Dominical. Escuchen detenidamente la lección y participen en los análisis. Como resultado, llegaran a ser doctas en el evangelio y su testimonio crecerá.
  • Asistan todos los domingos a las reuniones de las Mujeres Jóvenes y asistan a las actividades semanales. Aprendan bien sus responsabilidades en el evangelio y luego pónganlas en práctica con diligencia.
  • Asistan con regularidad a seminario y gradúense de este programa. La instrucción que se da en seminarios es una de las experiencias espirituales más significativas que una jovencita puede tener.
Jovencitas, aprovechen en su totalidad los programas de la Iglesia. Establezcan sus metas para obtener la excelencia en los programas de logros de la Iglesia.

El programa de Mi Progreso Personal para las mujeres jóvenes es un programa excelente orientado hacia las metas. Su propósito es ayudar a desarrollar las cualidades y virtudes de una jovencita ejemplar de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Obtengan el premio Reconocimiento a la Mujer Virtuosa y lúzcanlo con orgullo el medallón dorado. No se conformen con mediocridades en este gran programa de incentivos para las mujeres jóvenes de la Iglesia.

Ahora quisiera hablarles sobre el servicio misional en el reino. Tengo un sentimiento muy firme sobre esto y espero que entiendan los anhelos de mi corazón. El profeta José Smith declaró: 'Después de todo lo que se ha dicho, [nuestro] deber más grande e importante es predicar el evangelio".

El Señor desea que todo hombre joven sirva en una misión regular; sin embargo, en la actualidad sólo una tercera parte de los jóvenes en edad de hacerlo están sirviendo en misiones. Esto no complace al Señor. Podemos lograr más. Debemos lograr más. Una misión no solamente se debería considerar como un deber del sacerdocio, sino que todo joven debería estar ansioso de llegar a esa experiencia con gozo y expectación.

Un jovencito no puede hacer nada más importante que esto. Los estudios pueden esperar. Las becas se pueden postergar. Se pueden posponer las oportunidades de trabajo. Si, aun el matrimonio en el templo debe esperar hasta después que un hombre haya cumplido honorablemente con una misión regular para el Señor.

Ahora bien, ¿por qué les menciono esto a ustedes jovencitas esta tarde'? Porque ustedes pueden tener una influencia positiva en los jóvenes para que sirvan en una misión regular. Hagan que los jovencitos a los que conozcan sepan que ustedes esperan que ellos cumplan con sus responsabilidades misionales; que personalmente, ustedes desean que ellos sirvan en el campo misional, porque sabéis que allá es donde el Señor los quiere.

Evitar el noviazgo serio con un jovencito antes del tiempo de su llamamiento misional. Si su relación con él es más bien amistad, el podrá tomar esa decisión más fácilmente y concentrar sus energías de lleno en la obra misional, en vez de pensar en la novia que tiene en casa. Y una vez que regrese de servir una misión honorable, será un mejor esposo, padre y poseedor del sacerdocio, habiendo servido primero una misión regular.

No hay duda de que las jovencitas fieles de la Iglesia pueden tener una gran influencia positiva para ayudar a los jóvenes a magnificar su sacerdocio y para motivarlos a las buenas obras y a ser lo mejor que pueden ser.
Recuerden, jovencitas, ustedes también pueden tener la oportunidad de servir en una misión regular. Estoy agradecido de que mi compañera eterna sirvió en una misión en Hawai antes de que nos casáramos en el Templo de Salt Lake, y me complace haber tenido tres nietas que han servido misiones regulares. Algunos de nuestros mejores misioneros son jóvenes hermanas.

Ahora quisiera hablaros de la pureza personal.

El rey Salomón dijo que una mujer virtuosa vale mucho más que las piedras preciosas (Proverbios 31:10).
Jovencitas, protejan y cuiden su virtud como proteger vuestra propia vida. Deseamos que vivan una vida moralmente limpia toda la vida. Queremos que la vida moralmente limpia sea vuestra forma de vida.

Si, es cierto que uno se puede arrepentir de las transgresiones morales. El milagro del perdón es real y el arrepentimiento verdadero es aceptado por el Señor. Pero no le complace al Señor que demos rienda suelta a nuestros deseos, que nos involucremos en transgresiones sexuales de cualquier naturaleza y luego esperemos que una confesión ya planeada y un arrepentimiento rápido puedan satisfacer al Señor.

El presidente Kimball fue enfático en este punto. En su maravilloso libro El milagro del perdón, declara: ''El hombre [o la mujer] que resiste la tentación y vive sin pecar esta en mucho mejor posición que el hombre [o la mujer] que ha caído, no importa cuán arrepentido pueda este sentirse… ¡Cuánto mejor es jamás haber cometido el pecado!''

Uno de nuestros buenos presidentes de estaca nos relató la siguiente experiencia:

''Recuerdo a una chica que fue mi compañera en la escuela secundaria. Era de una buena familia de miembros de la Iglesia, pero en la secundaria empezó a violar sus normas y principios.

''Recuerdo lo sorprendido que quede en una ocasión cuando en grupo íbamos en la parte de atrás del autobús que nos llevaba a la escuela, y conversábamos sobre las consecuencias del pecado y la transgresión. Ella firmemente comentó que no le preocupaba cometer algún pecado porque su obispo le había dicho que podría arrepentirse fácilmente y pronto seria perdonada.

"Bueno, me quedé pasmado ante tal actitud que no reflejaba ninguna comprensión sobre el arrepentimiento ni ningún agradecimiento por el milagro del perdón. Estaba seguro también de que ella había malinterpretado gravemente la instrucción y el consejo de su obispo."

El adulterio, o cualquier cosa parecida, es abominable a la vista del Señor. El presidente Kimball advirtió también sabiamente:

“Entre los pecados sexuales más comunes que cometen nuestros jóvenes están comprendidos el besuqueo y las caricias indecorosas. Estas relaciones impropias no solo conducen frecuentemente a la fornicación, el embarazo y el aborto todos ellos pecados repugnantes sino que son maldades perniciosas en sí y de sí mismas, y con frecuencia le es difícil a la juventud distinguir donde una acaba y la otra empieza…

Con demasiada frecuencia los jóvenes echan al olvido este género de caricias, encogiéndose de hombros como si se tratara de una pequeña indiscreción, pero al mismo tiempo admiten que la fornicación es una transgresión impía. Muchísimos de ellos se llenan de espanto, o lo fingen, cuando se les dice que lo que han cometido, llamándolo acariciar y palpar, fue en realidad luna forma del fornicación.”

Jóvenes hermanas, sean recatadas. La modestia en el vestir, en la forma de hablar y en el comportamiento es una verdadera marca de refinamiento y un sello distintivo de una mujer virtuosa Santo de los Últimos Días. Evitad lo bajo, lo vulgar y lo sugestivo.

Junto con los jóvenes del Sacerdocio Aarónico, recuerden el precepto de las Escrituras: "Sed limpios, los que llevan los vasos del Señor'' (3 Nefi 20: 41; véase Isaías 52:11).

Recuerden la historia de José en Egipto, quien no cedió ante la esposa de Potifar y mantuvo su pureza y virtud (Génesis 39:7-21).

Consideren cuidadosamente las palabras del profeta Alma a su hijo descarriado, Coriantón: "Quisiera que te arrepientas y abandones tus pecados, y no te dejes llevar más por las concupiscencias de tus ojos'' (Alma 39: 9)

"Las concupiscencias de tus ojos.'' ¿Que significa esta expresión en nuestros días? Las películas. Los programas de televisión y los  videos que son tanto sugestivos como sensuales. Las revistas y los libros obscenos y pornográficos. Les aconsejamos, jovencitas, que no ensucien su mente con materiales tan degradantes, porque la mente por la cual pasan estas inmundicias nunca vuelve a quedar igual. No vean películas ni videos vulgares, ni participen en ninguna clase de actividades inmorales, sugestivas o pornográficas. Y no acepten salir con jóvenes que puedan llevaros a tal tipo de actividades.

No escuchen música degradante. Recuerden la declaración del élder Boyd K. Packer:
"La música, una vez… inocente, ahora muchas veces se usa para fines malvados…

En nuestros días, la música misma se ha corrompido. La música puede, por su movimiento, su compás o su intensidad [y me gustaría agregar que por su letra] embotar la sensibilidad espiritual de los hombres [y de las mujeres]. . .

''Jóvenes'' continua diciendo el élder Packer. ''no podéis daros ellujo de llenar vuestra mente con la música indigna y ruidosa de hoydía''.

Por el contrario, les recomendamos que escuchen música edificante, tanto popular como clásica. Aprendan algunos himnos favoritos de nuestro nuevo himnario que ayudan a edificar la fe y la espiritualidad. Asistan a bailes donde la música y la iluminación y el mismo baile sean de tendencia espiritual. Miren películas y programas que edifiquen el espíritu y fomenten pensamientos y acciones limpios. Lean libros y revistas que conduzcan a lo mismo.

Recuerden, jovencitas, la importancia del noviazgo apropiado. El presidente Kimball nos da un sabio consejo al respecto:

''Desde luego, el matrimonio apropiado empieza con un noviazgo adecuado… Por tanto, se hace fuerte hincapié en esta amonestación: No corras el riesgo de salir con no miembros ni con miembros que carecen de preparación y de fe. Una joven podrá decir: 'No, ninguna intención tengo de casarme con esta persona. Salgo con él para divertirme'. Sin embargo, uno no debe correr el riesgo de enamorarse de alguien que quizá nunca acepte el evangelio.''

Nuestro Padre Celestial desea que salgan con jóvenes que sean fieles miembros de la Iglesia, que sean dignos de llevarlas al templo y casarse a la manera del Señor. Habrá un nuevo espíritu en Sión cuando las jovencitas digan a sus novios: ''Si no puedes obtener una recomendación para el templo, no voy a atar mi vida a la tuya, ni siquiera por esta vida''. Y los jóvenes que regresan de sus misiones dirán a sus novias: ''Lo siento, pero por mucho que te ame, no me casaré contigo si va a ser fuera del santo templo".

Mis jóvenes hermanas, tenemos una tremenda esperanza en ustedes. Esperamos mucho de ustedes. No se conformen con menos de lo que el Señor espera de ustedes.

En 2 Nefi 31:20, el profeta Nefi exclama: ''Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marchan adelante, deleitándose en la palabra de Cristo, y perseveran hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna.''

Si, denme una jovencita que ame su hogar y a su familia, que lea las Escrituras diariamente y medite en ellas, que tenga un testimonio ardiente sobre el Libro de Mormón. Denme una jovencita que asista fielmente a sus reuniones de la Iglesia, que se gradúe de seminario, que haya ganado el Reconocimiento a la Mujer Virtuosa, y que lo luzca con orgullo. Denme una jovencita que sea virtuosa y que haya mantenido su pureza personal, que no se conforme con menos que un matrimonio en el templo y yo les daré una jovencita que hará milagros para el Señor, ahora y en las eternidades.

Ahora quisiera decir unas pocas palabras a las madres y a los líderes de estas maravillosas jóvenes.
Madres, manténganse cerca de sus hijas. Ganen y merezcan su amor y su respeto. Manténganse unidas a sus maridos en la crianza de sus hijos. No hagan nada que pueda ser la causa de que sus hijas tropiecen debido a su ejemplo.

Enseñen a sus hijas a prepararse en la carrera más importante de la vida: la de ama de casa, esposa y madre. Enséñenles a amar el hogar porque ustedes aman el hogar. Enséñenles la importancia de ser madres de tiempo completo en el hogar.

Mi compañera eterna ha aconsejado sabiamente a las madres: ''Irradien un espíritu de alegría y gozo en los quehaceres del hogar. Ustedes enseñan por el ejemplo su actitud hacia las labores de la casa. Su actitud dirá a sus hijas: 'Soy sólo una ama de casa', o les dirá: 'Ser ama de casa es la profesión más sublime y noble a la que una mujer puede aspirar' ''.

Líderes del sacerdocio, recuerden que la responsabilidad primordial y más importante del obispo es el Sacerdocio Aarónico y las Mujeres Jóvenes del barrio.

Obispos, manténganse cerca, tanto de los hombres jóvenes como de las mujeres jóvenes. Den tanta importancia al programa de las mujeres jóvenes como le dais al de los hombres jóvenes. Preocúpense tanto de las actividades y clases de las mujeres jóvenes, de sus campamentos y actividades sociales, sus charlas fogoneras y conferencias, como lo hace con los hombres jóvenes. Reconozcan con igual valor la presentación del premio Reconocimiento a la Mujer Virtuosa como la de Mi Deber a Dios y la de Scout Aguila.

Dediquen el tiempo necesario (y lleva tiempo) a las entrevistas personales con las mujeres jóvenes del barrio. Hablen a menudo con ellas sobre sus metas y aspiraciones personales, sus problemas y su dignidad personal. Sean obispos que realmente se interesen por cada jovencito y jovencita del barrio.

A las líderes de las Mujeres Jóvenes que se encuentran aquí esta tarde: Amen de corazón a las jóvenes hermanas con quienes trabajan; compenétrense en sus vidas; sean una verdadera amiga y consejera para ellas; cumplan bien con vuestra mayordomía. Con toda la energía de su corazón, ayudadles a llegar a nuestro Padre Celestial siendo limpias, dulces y puras.

Ahora, para terminar, mis queridas jóvenes hermanas, ¡como las amo y las respeto! ¡Como oro por ustedes! ¡Como abunda mi esperanza en ustedes! Recuerden el consejo que les he dado esta tarde. Es lo que el Señor desea que escuchen ahora, hoy día.

Vivan de acuerdo con su potencial divino. Recuerden quienes son y la divina herencia que tienen, la de ser literalmente hijas reales de nuestro Padre en los cielos. Oh 'juventud bendita', con todo mi corazón les digo: ''¡A vencer, a vencer, a vencer!''. En el nombre de Jesucristo. Amén


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