"Tenemos una tremenda esperanza ustedes. Esperamos
mucho de ustedes. No se conformen con menos de lo que el Señor espera de ustedes."
Mis queridas hermanas, esta ha sido una reunión
maravillosa. ¡Que gran oportunidad es para mi reunirme con las hijas escogidas
de nuestro Padre Celestial congregadas en centros de reuniones de todo el
mundo!
En la conferencia general de abril, tuve una oportunidad
similar de hablarles a todos los varones de la Iglesia durante la reunión
general del sacerdocio el sábado por la noche. En esa ocasión hable
directamente a los poseedores del Sacerdocio Aarónico, y esta noche quisiera
dirigir mis palabras a las mujeres jóvenes correspondientes a esa misma edad.
Parte de lo que diré esta noche será exactamente lo mismo
que les dije a los jóvenes hace seis meses, lo cual quiero que sepáis que también
se aplica directamente a vosotras. También hablare esta noche de otros asuntos
que se aplican solamente a vosotras como hermanas jóvenes, y a sus llamamientos sagrados como hijas de nuestro Padre Celestial.
El presidente David 0. McKay dijo: ''No hay nada mas sagrado
que el ser mujer'', y yo concuerdo totalmente con esa afirmación.
Agradezco tanto el tema de esta reunión: ''Para que abundes
en la esperanza". Es un tema inspirado.
¡Cuan grandes esperanzas tengo para ustedes, mis jóvenes
hermanas! ¡Cuan grandes esperanzas tiene para ustedes nuestro Padre Celestial!
Han nacido en estos tiempos por un propósito sagrado y
glorioso. No fue por casualidad que se les ha reservado para venir a la tierra
en esta ultima dispensación, la del cumplimiento de los tiempos. Su nacimiento en esta época en particular se pre ordenó en las eternidades.
Deben ser hijas reales del Señor en los últimos días. Son
una ''juventud bendita''
Mis jóvenes hermanas, me da gusto ver a tantas de vosotras
al lado de vuestras madres esta noche. Les aconsejo a todas que se acerquen a
vuestra madre. Ámenlas respétenlas; honrenlas; reciban el consejo de su madre conforme ella las ame y les enseñe con rectitud. Honren y obedezcan a
vuestro padre conforme el sea la cabeza del hogar; emulad sus cualidades
espirituales.
Mujeres jóvenes, la unidad familiar es eterna y deben hacer
todo lo posible por fortalecer esa unidad. En sus propias familias, fomenten la noche de hogar familiar y participen activamente en ella. Fomenten también
la oración familiar. Arrodíllense con su familia en aquel circulo tan
sagrado. Hagan su parte por hacer crecer la verdadera unidad y solidaridad
familiar.
En un hogar así no existe la brecha de comunicación entre
las generaciones, la cual es un instrumento del diablo. La amistad mas importante
que deben cultivar está entre sus hermanos y hermanas y la de su padre
y su madre. Amen a vuestra familia y sean leales. Sientan un interés sincero
en sus hermanos y hermanas y ayudenlos a llevar sus cargas para que puedas decir con sinceridad: ''No me importa lo que me cueste, porque es mi
hermano".
Recuerden que "la familia es una de las mejores fortalezas
para protegernos de la maldad de nuestros días."
Ayuden a mantener fuerte y unida a vuestra familia, y digna
de recibir las bendiciones de nuestro Padre Celestial. Al hacerlo, recibirán fe y esperanza y fortaleza que bendecirán para siempre vuestra vida.
En seguida, jovencitas, quisiera exhortarlas a participar en
un programa diario de lectura de las Escrituras y meditación en ellas. Re cordamos la experiencia que tuvo nuestro amado profeta, el
presidente Spencer W. Kimball. Siendo un joven de catorce años de edad, acepto
el cometido de leer la Biblia de tapa a tapa. La mayor parte la leyó a la luz
de una lámpara de petróleo en su dormitorio del ático dela casa. Leyó todas las
noches hasta completar las 1.519 páginas, lo cual le tomo aproximadamente un
año; pero logro su meta.
De entre los cuatro libros canónicos de la Iglesia -la
Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y la Perla de Gran Precio- yo
las exhortaría particularmente a leer una y otra vez el Libro de Mormón y
meditar sobre sus enseñanzas y aplicarlas en vuestra vida. El profeta José
Smith se refirió al Libro de Mormón como ''el más correcto de todos los libros
sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre o una mujer,
se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro
libro"
Jovencitas, el Libro de Mormón cambiara su vida; las fortalecerá
contra la maldad de nuestros días; infundirá en su vida una espiritualidad que
no puede brindarles ningún otro libro; será el libro más importante de todos
los que lean para prepararlos para enfrentar los problemas de la vida. Una
jovencita que ame y conozca el Libro de Mormón, que lo haya leído varias veces,
que tenga un profundo testimonio de su veracidad, y que aplique sus enseñanzas
en su vida, podrá vencer las astucias del diablo y será un instrumento útil en
las manos del Señor.
También quisiera animarlas, jóvenes hermanas, conforme se
acerquen a los años de la adolescencia, a que reciban su bendición patriarcal. Estúdienla
detenidamente y considérenla como Escritura personal dirigida exclusivamente a
ustedes, porque eso es. Una bendición patriarcal es ''una declaración profética
e inspirada de la vida y misión de una persona, con bendiciones, advertencias y
admoniciones de acuerdo con lo que el patriarca se sienta inspirado a dictar''
Jovencitas, reciban su bendición patriarcal bajo la
influencia del ayuno y la oración, y después léanla con regularidad para que sepan
la voluntad de Dios para ustedes.
Ahora quisiera dirigir su atención a la importancia de
asistir a todas las reuniones de la Iglesia. La asistencia fiel a dichas
reuniones proporciona bendiciones que no se pueden recibir de ninguna otra manera.
- Asistan todos los domingos a la reunión sacramental. Escuchen detenidamente los mensajes. Rueguen al Padre por el espíritu de comprensión y por un testimonio. Participen de la Santa Cena con manos limpias y un corazón puro.
- Asistan todos los domingos a las clases de la Escuela Dominical. Escuchen detenidamente la lección y participen en los análisis. Como resultado, llegaran a ser doctas en el evangelio y su testimonio crecerá.
- Asistan todos los domingos a las reuniones de las Mujeres Jóvenes y asistan a las actividades semanales. Aprendan bien sus responsabilidades en el evangelio y luego pónganlas en práctica con diligencia.
- Asistan con regularidad a seminario y gradúense de este programa. La instrucción que se da en seminarios es una de las experiencias espirituales más significativas que una jovencita puede tener.
Jovencitas, aprovechen en su totalidad los programas de la
Iglesia. Establezcan sus metas para obtener la excelencia en los programas de
logros de la Iglesia.
El programa de Mi Progreso Personal para las mujeres jóvenes
es un programa excelente orientado hacia las metas. Su propósito es ayudar a
desarrollar las cualidades y virtudes de una jovencita ejemplar de La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Obtengan el premio Reconocimiento
a la Mujer Virtuosa y lúzcanlo con orgullo el medallón dorado. No se conformen
con mediocridades en este gran programa de incentivos para las mujeres jóvenes
de la Iglesia.
Ahora quisiera hablarles sobre el servicio misional en el
reino. Tengo un sentimiento muy firme sobre esto y espero que entiendan los
anhelos de mi corazón. El profeta José Smith declaró: 'Después de todo lo que
se ha dicho, [nuestro] deber más grande e importante es predicar el evangelio".
El Señor desea que todo hombre joven sirva en una misión
regular; sin embargo, en la actualidad sólo una tercera parte de los jóvenes en
edad de hacerlo están sirviendo en misiones. Esto no complace al Señor. Podemos
lograr más. Debemos lograr más. Una misión no solamente se debería considerar
como un deber del sacerdocio, sino que todo joven debería estar ansioso de
llegar a esa experiencia con gozo y expectación.
Un jovencito no puede hacer nada más importante que esto.
Los estudios pueden esperar. Las becas se pueden postergar. Se pueden posponer
las oportunidades de trabajo. Si, aun el matrimonio en el templo debe esperar
hasta después que un hombre haya cumplido honorablemente con una misión regular
para el Señor.
Ahora bien, ¿por qué les menciono esto a ustedes jovencitas
esta tarde'? Porque ustedes pueden tener una influencia positiva en los jóvenes
para que sirvan en una misión regular. Hagan que los jovencitos a los que
conozcan sepan que ustedes esperan que ellos cumplan con sus responsabilidades
misionales; que personalmente, ustedes desean que ellos sirvan en el campo
misional, porque sabéis que allá es donde el Señor los quiere.
Evitar el noviazgo serio con un jovencito antes del tiempo
de su llamamiento misional. Si su relación con él es más bien amistad, el podrá
tomar esa decisión más fácilmente y concentrar sus energías de lleno en la obra
misional, en vez de pensar en la novia que tiene en casa. Y una vez que regrese
de servir una misión honorable, será un mejor esposo, padre y poseedor del
sacerdocio, habiendo servido primero una misión regular.
No hay duda de que las jovencitas fieles de la Iglesia
pueden tener una gran influencia positiva para ayudar a los jóvenes a
magnificar su sacerdocio y para motivarlos a las buenas obras y a ser lo mejor que
pueden ser.
Recuerden, jovencitas, ustedes también pueden tener la
oportunidad de servir en una misión regular. Estoy agradecido de que mi compañera
eterna sirvió en una misión en Hawai antes de que nos casáramos en el Templo de
Salt Lake, y me complace haber tenido tres nietas que han servido misiones
regulares. Algunos de nuestros mejores misioneros son jóvenes hermanas.
Ahora quisiera hablaros de la pureza personal.
El rey Salomón dijo que una mujer virtuosa vale mucho más
que las piedras preciosas (Proverbios 31:10).
Jovencitas, protejan y cuiden su virtud como proteger vuestra
propia vida. Deseamos que vivan una vida moralmente limpia toda la vida.
Queremos que la vida moralmente limpia sea vuestra forma de vida.
Si, es cierto que uno se puede arrepentir de las
transgresiones morales. El milagro del perdón es real y el arrepentimiento
verdadero es aceptado por el Señor. Pero no le complace al Señor que demos rienda
suelta a nuestros deseos, que nos involucremos en transgresiones sexuales de
cualquier naturaleza y luego esperemos que una confesión ya planeada y un
arrepentimiento rápido puedan satisfacer al Señor.
El presidente Kimball
fue enfático en este punto. En su maravilloso libro El milagro del perdón,
declara: ''El hombre [o la mujer] que resiste la tentación y vive sin pecar
esta en mucho mejor posición que el hombre [o la mujer] que ha caído, no
importa cuán arrepentido pueda este sentirse… ¡Cuánto mejor es jamás haber
cometido el pecado!''
Uno de nuestros buenos presidentes de estaca nos relató la
siguiente experiencia:
''Recuerdo a una chica que fue mi compañera en la escuela
secundaria. Era de una buena familia de miembros de la Iglesia, pero en la secundaria
empezó a violar sus normas y principios.
''Recuerdo lo sorprendido que quede en una ocasión cuando
en grupo íbamos en la parte de atrás del autobús que nos llevaba a la escuela, y
conversábamos sobre las consecuencias del pecado y la transgresión. Ella
firmemente comentó que no le preocupaba cometer algún pecado porque su obispo
le había dicho que podría arrepentirse fácilmente y pronto seria perdonada.
"Bueno, me quedé pasmado ante tal actitud que no
reflejaba ninguna comprensión sobre el arrepentimiento ni ningún agradecimiento
por el milagro del perdón. Estaba seguro también de que ella había
malinterpretado gravemente la instrucción y el consejo de su obispo."
El adulterio, o cualquier cosa parecida, es abominable a la
vista del Señor. El presidente Kimball
advirtió también sabiamente:
“Entre los pecados
sexuales más comunes que cometen nuestros jóvenes están comprendidos el
besuqueo y las caricias indecorosas. Estas relaciones impropias no solo
conducen frecuentemente a la fornicación, el embarazo y el aborto todos ellos
pecados repugnantes sino que son maldades perniciosas en sí y de sí mismas, y
con frecuencia le es difícil a la juventud distinguir donde una acaba y la otra
empieza…
Con demasiada
frecuencia los jóvenes echan al olvido este género de caricias, encogiéndose de
hombros como si se tratara de una pequeña indiscreción, pero al mismo tiempo
admiten que la fornicación es una transgresión impía. Muchísimos de ellos se
llenan de espanto, o lo fingen, cuando se les dice que lo que han cometido, llamándolo
acariciar y palpar, fue en realidad luna forma del fornicación.”
Jóvenes hermanas, sean recatadas. La modestia en el vestir,
en la forma de hablar y en el comportamiento es una verdadera marca de refinamiento
y un sello distintivo de una mujer virtuosa Santo de los Últimos Días. Evitad
lo bajo, lo vulgar y lo sugestivo.
Junto con los jóvenes del Sacerdocio Aarónico, recuerden el
precepto de las Escrituras: "Sed limpios, los que llevan los vasos del Señor''
(3 Nefi 20: 41; véase Isaías 52:11).
Recuerden la historia de José en Egipto, quien no cedió ante
la esposa de Potifar y mantuvo su pureza y virtud (Génesis 39:7-21).
Consideren cuidadosamente las palabras del profeta Alma a su
hijo descarriado, Coriantón: "Quisiera que te arrepientas y abandones tus
pecados, y no te dejes llevar más por las concupiscencias de tus ojos'' (Alma
39: 9)
"Las concupiscencias de tus ojos.'' ¿Que significa esta
expresión en nuestros días? Las películas. Los programas de televisión y los videos que son tanto sugestivos como
sensuales. Las revistas y los libros obscenos y pornográficos. Les aconsejamos,
jovencitas, que no ensucien su mente con materiales tan degradantes, porque la
mente por la cual pasan estas inmundicias nunca vuelve a quedar igual.
No vean películas ni videos vulgares, ni participen en ninguna clase de
actividades inmorales, sugestivas o pornográficas. Y no acepten salir con
jóvenes que puedan llevaros a tal tipo de actividades.
No escuchen música degradante. Recuerden la declaración del
élder Boyd K. Packer:
"La música, una vez… inocente, ahora muchas veces se
usa para fines malvados…
En nuestros días, la música misma se ha corrompido. La
música puede, por su movimiento, su compás o su intensidad [y me gustaría agregar
que por su letra] embotar la sensibilidad espiritual de los hombres [y de las
mujeres]. . .
''Jóvenes'' continua diciendo el élder Packer. ''no podéis
daros ellujo de llenar vuestra mente con la música indigna y ruidosa de
hoydía''.
Por el contrario, les
recomendamos que escuchen música edificante, tanto popular como clásica.
Aprendan algunos himnos favoritos de nuestro nuevo himnario que ayudan a
edificar la fe y la espiritualidad. Asistan a bailes donde la música y la
iluminación y el mismo baile sean de tendencia espiritual. Miren películas y
programas que edifiquen el espíritu y fomenten pensamientos y acciones limpios.
Lean libros y revistas que conduzcan a lo mismo.
Recuerden, jovencitas, la
importancia del noviazgo apropiado. El presidente Kimball nos da un sabio consejo al respecto:
''Desde luego, el matrimonio
apropiado empieza con un noviazgo adecuado… Por tanto, se hace fuerte hincapié
en esta amonestación: No corras el riesgo de salir con no miembros
ni con miembros que carecen de preparación y de fe. Una joven podrá decir: 'No, ninguna intención tengo de casarme con
esta persona. Salgo con él para divertirme'. Sin embargo, uno no debe correr el
riesgo de enamorarse de alguien que quizá nunca acepte el evangelio.''
Nuestro Padre Celestial desea que
salgan con jóvenes que sean fieles miembros de la Iglesia, que sean dignos de
llevarlas al templo y casarse a la manera del Señor. Habrá un nuevo espíritu en
Sión cuando las jovencitas digan a sus novios: ''Si no puedes obtener una recomendación
para el templo, no voy a atar mi vida a la tuya, ni siquiera por esta vida''. Y
los jóvenes que regresan de sus misiones dirán a sus novias: ''Lo siento, pero
por mucho que te ame, no me casaré contigo si va a ser fuera del santo
templo".
Mis jóvenes hermanas, tenemos una
tremenda esperanza en ustedes. Esperamos mucho de ustedes. No se conformen con
menos de lo que el Señor espera de ustedes.
En 2 Nefi 31:20, el profeta Nefi
exclama: ''Por tanto, debéis seguir adelante
con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por
Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marchan adelante, deleitándose en
la palabra de Cristo, y perseveran hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna.''
Si, denme una jovencita que ame su hogar y a su familia, que lea las
Escrituras diariamente y medite en ellas, que tenga un testimonio ardiente
sobre el Libro de Mormón. Denme una jovencita que asista fielmente a sus
reuniones de la Iglesia, que se gradúe de seminario, que haya ganado el
Reconocimiento a la Mujer Virtuosa, y que lo luzca con orgullo. Denme una
jovencita que sea virtuosa y que haya mantenido su pureza personal, que no se
conforme con menos que un matrimonio en el templo y yo les daré una jovencita
que hará milagros para el Señor, ahora y en las eternidades.
Ahora quisiera decir unas pocas
palabras a las madres y a los líderes de estas maravillosas jóvenes.
Madres, manténganse cerca de sus
hijas. Ganen y merezcan su amor y su respeto. Manténganse unidas a sus maridos
en la crianza de sus hijos. No hagan nada que pueda ser la causa de que sus hijas
tropiecen debido a su ejemplo.
Enseñen a sus hijas a prepararse
en la carrera más importante de la vida: la de ama de casa, esposa y madre. Enséñenles
a amar el hogar porque ustedes aman el hogar. Enséñenles la importancia de ser
madres de tiempo completo en el hogar.
Mi compañera eterna ha aconsejado
sabiamente a las madres: ''Irradien un espíritu de alegría y gozo en los
quehaceres del hogar. Ustedes enseñan por el ejemplo su actitud hacia las
labores de la casa. Su actitud dirá a sus hijas: 'Soy sólo una ama de casa', o
les dirá: 'Ser ama de casa es la profesión más sublime y noble a la que una
mujer puede aspirar' ''.
Líderes del sacerdocio, recuerden
que la responsabilidad primordial y más importante del obispo es el Sacerdocio
Aarónico y las Mujeres Jóvenes del barrio.
Obispos, manténganse cerca, tanto
de los hombres jóvenes como de las mujeres jóvenes. Den tanta importancia al
programa de las mujeres jóvenes como le dais al de los hombres jóvenes. Preocúpense
tanto de las actividades y clases de las mujeres jóvenes, de sus campamentos y
actividades sociales, sus charlas fogoneras y conferencias, como lo hace con
los hombres jóvenes. Reconozcan con igual valor la presentación del premio
Reconocimiento a la Mujer Virtuosa como la de Mi Deber a Dios y la de Scout
Aguila.
Dediquen el tiempo necesario (y
lleva tiempo) a las entrevistas personales con las mujeres jóvenes del barrio.
Hablen a menudo con ellas sobre sus metas y aspiraciones personales, sus
problemas y su dignidad personal. Sean obispos que realmente se interesen por
cada jovencito y jovencita del barrio.
A las líderes de las Mujeres
Jóvenes que se encuentran aquí esta tarde: Amen de corazón a las jóvenes
hermanas con quienes trabajan; compenétrense en sus vidas; sean una verdadera
amiga y consejera para ellas; cumplan bien con vuestra mayordomía. Con toda la
energía de su corazón, ayudadles a llegar a nuestro Padre Celestial siendo
limpias, dulces y puras.
Ahora, para terminar, mis
queridas jóvenes hermanas, ¡como las amo y las respeto! ¡Como oro por ustedes!
¡Como abunda mi esperanza en ustedes! Recuerden el consejo que les he dado esta
tarde. Es lo que el Señor desea que escuchen ahora, hoy día.
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